martes, 14 de julio de 2009

Aprender al leer y escribir

LECTOESCRITURA. ENFOQUE CONSTRUCTIVISTA.


AMBIENTE ALFABETIZADOR.

Los niños y niñas aprenden a leer y escribir con la ayuda del método y las actividades que los profesores de Educación Infantil y Primaria utilizan para enseñarles cómo funciona el código, pero es muy importante el ambiente que rodea al niño ya que si se trata de un ambiente alfabetizador, la tarea de leer y escribir se va a ver facilitada.

Son muchos los autores que han coincidido en la importancia de que el niño que aprende o va a aprender a leer y escribir lo haga en un ambiente alfabetizador. ¿Y eso qué es? Miriam Nemirovsky (2006), quien ha realizado diversos estudios sobre lectoescritura en preescolar afirma que hay tres condiciones mínimas que deben cumplirse para considerar que un ambiente es alfabetizador:
• La primera condición mínima es la interacción que debe darse entre el niño que aprende y otros sujetos lectores, ya que, dice la autora, “es a través de quienes utilizan habitualmente la lectura y la escritura que el sujeto va descubriendo el sentido que tienen dichas acciones, para qué y por qué se realizan”. Estas personas generalmente forman parte de un círculo muy cercano al niño –familiares, vecinos, amigos, maestros- y funcionan como modelos lectores; esto es, la importancia y la frecuencia que las personas que le rodean dan a leer y escribir son aprehendidos por el niño. Una ventaja más que esta interacción produce es la posibilidad de compartir con otros aquello que se lee o se escribe, lo que sin duda enriquece la experiencia.
• La segunda condición es la interacción con textos. Dado que la destreza en la lectura y la escritura se produce gracias a la frecuencia y calidad con que el proceso se lleve a cabo, el contacto con diversos tipos de texto (no solamente los escolares) es fundamental. Un amplio y variado repertorio de textos como libros, revistas, periódicos, anuncios, etiquetas, cartas, etc., no sólo irán capacitando al niño a leerlos según las características que cada texto tiene, sino también a ir desarrollando el concepto de la función social de la escritura, esto es, que mediante la escritura se satisfacen las necesidades y se cumplen los propósitos que las personas tienen.El niño tiene que saber que leer es mucho más que saber un determinado numero de letras.
• La tercera es la de contar con espacios y tiempo para la lectura. Que no sean –dice Nemirovsky- “breves momentos esporádicos, casuales y puntuales, sino oportunidades regulares y duraderas”. En otras palabras, hacer de la práctica de la lectura y la escritura un hábito.
Todas estas consideraciones tienen que ver con las condiciones y características de cada niño que aprende o va a aprender a leer y escribir, el hecho de verse inmerso en un ambiente alfabetizador va a potenciar estas características ofreciendo al niño un ambiente propicio para que dichos aprendizajes se vean facilitados.